LA SEGURIDAD EN LAS ESCUELAS: UN ESFUERZO COMUNITARIO

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  • La regidora mantense Astrid Sontoya Muller un  ejemplo de cómo la acción coordinada de auxilio y  apoyo contribuye a creación de  un ambiente de aprendizaje seguro y propicio para el desarrollo de los estudiantes.

ALFREDO GARCIA BECERRA

El Mante, Tamaulipas, es un ejemplo de cómo la colaboración y la acción rápida pueden marcar una diferencia significativa en la seguridad de nuestras instituciones educativas. La historia del telebachillerato 018 de Congregación El Abra es un testimonio de ello. Cuando el cableado eléctrico del plantel cayó, poniendo en peligro la integridad de estudiantes y personal, la regidora Astrid Sontoya Muller no dudó en actuar.

La seguridad en las escuelas es una preocupación constante que afecta directamente a estudiantes, padres, y personal educativo. En este caso, la regidora Sontoya Muller demostró un liderazgo ejemplar al intervenir con prontitud y eficacia. Su gestión ante la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para la reparación del cableado eléctrico sin incurrir en costos adicionales es una muestra de su compromiso con la comunidad.

Este incidente resalta la importancia de la prevención y la respuesta rápida en situaciones de riesgo. La seguridad no solo implica la protección contra actos de violencia, sino también la garantía de que la infraestructura escolar no represente un peligro para quienes la habitan diariamente. La regidora Sontoya Muller entendió esto y actuó en consecuencia, ganándose el agradecimiento y el respeto de la comunidad educativa.

La colaboración entre las autoridades locales y las instituciones educativas es crucial para la resolución de problemas que afectan a la comunidad. La intervención oportuna de la regidora Sontoya Muller es un claro ejemplo de cómo la acción coordinada puede resultar en un ambiente de aprendizaje seguro y propicio para el desarrollo de los estudiantes.

Con la reparación del cableado programada para el día siguiente, se espera que los estudiantes del telebachillerato 018 puedan continuar con sus actividades educativas en un entorno seguro. Este caso debería servir como un recordatorio y un llamado a la acción para otras comunidades: la seguridad escolar es una responsabilidad compartida, y la vigilancia y el cuidado son esenciales para proteger a nuestros jóvenes y su futuro.