- Productores demandan intervención de los lideres de la ULPCA y de la CNPR ante el propio Ingenio e instancias estatales y federales para gestionar apoyos y salvar la poca superficie cañera en pie.
ALFREDO GARCIA BECERRA
OCAMPO, TAM. – La incertidumbre se cierne sobre los cañeros de Ocampo, Tamaulipas, ante la adversidad climática que ha golpeado sus cultivos y que amenaza la viabilidad de la próxima zafra en el Ingenio Beta San Miguel. La región, conocida por su producción cañera, se enfrenta a un dilema que pone en juego la subsistencia de numerosas familias y la economía local.
La sequía, un fenómeno recurrente en esta área de la Huasteca Potosina, ha mermado significativamente la capacidad de producción de caña de azúcar, con rendimientos que no alcanzaron ni la cuarta parte de la capacidad de molienda del ingenio en la zafra pasada. A esta problemática se suman ahora las consecuencias de 45 días continuos de lluvia, que han exacerbado la situación, dañando aún más la ya de por sí reducida superficie de cultivo disponible.
Los productores de Ocampo, junto con los de Antiguo Morelos y Nuevo Morelos, enfrentan una pérdida considerable de sus cultivos, lo que ha generado una atmósfera de incertidumbre. La falta de apoyos para enfrentar esta crisis agrícola ha llevado a los productores a demandar la intervención de líderes de la Unión Local de Productores de Caña de Azúcar (ULPCA) y de la Asociación de cañeros de la Confederación Nacional de Propietarios Rurales (CNPR), así como del propio ingenio y de instancias estatales y federales, en busca de gestiones que permitan salvar lo que queda de sus campos.
La situación es crítica: en Ocampo, por ejemplo, solo 2,000 hectáreas tienen posibilidad de cosecha, y eso dependiendo de un control efectivo de la maleza y de la ayuda con fertilización nitrogenada. La lluvia ha propiciado el crecimiento de hierbas, en algunos casos más altas que la propia caña, complicando aún más las labores de cultivo.
Los productores, cuya situación económica no les permite realizar las aplicaciones necesarias de sulfato de amonio o urea, se ven también amenazados por plagas como la mosca pinta y el gusano medidor, cuya proliferación se ve favorecida por la humedad residual de las lluvias.
Ante este panorama, se hace evidente la necesidad de un programa emergente de apoyo que brinde una solución inmediata a los cañeros afectados. La demanda de los productores a sus líderes locales, Eliseo Rodríguez de León “El Vaquero” de la ULPCA y de José Rubén León Montalvo de la Asociación de cañeros CNPR es un reflejo del desesperado llamado por ayuda en un sector que no solo alimenta a las familias que dependen de él, sino que también es pilar fundamental de la economía regional.
El arranque de la zafra 2023-2024 pende de un hilo, y con él, la esperanza de muchos cañeros de recuperar la estabilidad perdida. La comunidad espera ansiosa por respuestas y acciones concretas que puedan aliviar la difícil situación que atraviesan.